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«La vida es crecimiento, y cuanto más viajamos, más verdad podemos comprender. Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá». - Ὑπατία, - Hipatia de Alejandría.
Psicología Cognitivo Conductual
Una orientación terapéutica que cuenta con una eficacia científicamente comprobada en diferentes tipos de intervención.
Se utiliza en ámbito hospitalario y en clínica.
Además, uno de los aspectos más característicos de ésta es que se adapta a una gran variedad de necesidades y problemas a abordar en el tratamiento a pacientes.
Haz clic en las imágenes que hay a continuación para acceder a información más detallada acerca de cada diagnóstico.
Índice
Adicciones - Ansiedad - Asperger - Ataque de pánico - Autoestima - Desarrollo personal - Depresión - Disfunciones sexuales - Dolor crónico - Estrés - Fobia social - Obsesiones - Psicología laboral - T.D.A.H. (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) - Traumas (Trastorno de Estrés Post Traumático) - Trastorno obsesivo compulsivo - Trastorno bipolar - Trastornos de la conducta alimentaria - Trastornos disociativos y de síntomas somáticos - Trastornos del sueño
La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que la persona se siente amenazada por un peligro externo o interno.
A diferencia de la ansiedad relativamente leve y transitoria causada por un evento estresante, los trastornos de ansiedad duran por lo menos seis meses y pueden empeorar si no se tratan.
Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente.
Los ataques de pánico pueden provocar mucho miedo.
Cuando se presenta un ataque de pánico, es posible sentir que se está perdiendo el control, que se está teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que se va a morir.
El estrés es una experiencia común en la vida cotidiana.
Se manifiesta como una respuesta física y emocional a situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT), una versión mucho más grave de la reacción de estrés, es un trastorno mental que puede desarrollarse después de haber sido testigo o experimentado un evento vivido como traumático por parte de la persona.
La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento.
Supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria y es la primera causa de atención psiquiátrica y de discapacidad derivada de problemas mentales.
La fobia social es un trastorno mental que se caracteriza por reacciones de miedo y/o ansiedad intensa y persistentes a situaciones sociales en las que la persona puede ser observada y juzgada por los demás.
Esta fobia puede manifestarse en diversas situaciones, como hablar en público, participar en reuniones sociales, o incluso realizar tareas cotidianas como comer o beber en público.
Las personas que sufren de fobia social suelen experimentar una profunda ansiedad ante la posibilidad de ser el centro de atención o de hacer el ridículo frente a los demás.
Este temor puede ser tan abrumador que llega a interferir significativamente en la vida diaria de la persona, afectando sus relaciones interpersonales, su desempeño académico o laboral, e incluso su salud mental en general.
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidos hacia nuestro propio ser o imagen de nosotros mismos.
Se describe como la necesidad de aprecio, dividida en dos aspectos: el que se tiene por uno mismo (amor propio, confianza, suficiencia, etc), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc).
Los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son la pérdida de control y la dependencia, no limitados exclusivamente a las conductas generadas por sustancias químicas.
Estas adicciones provocan, generalmente, una interferencia grave en la vida de la persona, pérdida de interés por otras actividades que antes se vivían como gratificantes, y síntomas de tolerancia y abstinencia.
Los trastornos de la alimentación, también llamados trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son enfermedades médicas graves con una influencia biológica que se caracterizan por alteraciones de las conductas alimentarias.
Las personas con trastornos de la alimentación pueden tener un bajo peso corporal, un peso normal o sobrepeso.
Incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos.
Cada uno de estos trastornos está asociado con diferentes síntomas.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad en el que la persona presenta generalmente obsesiones sobre temas en concreto, y también compulsiones, aunque a veces sólo tiene obsesiones o sólo compulsiones.
Estos comportamientos repetitivos, que pueden consistur en bucles mentales o acciones repetitivas, tienen por objeto prevenir o reducir la ansiedad o evitar que pase algo malo, aunque no tienen conexión con la acción que intentan prevenir o son claramente excesivos.
El trastorno bipolar es un trastorno del estado del ánimo de pronóstico grave en ausencia de tratamiento.
Se trata de una enfermedad crónica y recurrente que se manifiesta principalmente por episodios alternantes de sintomatología depresiva (episodios depresivos) y periodos de exaltación del humor e incremento de la vitalidad (episodios maníacos o hipomaníacos).
Debido a sus características, suele provocar, en ausencia de psicoterapia y apoyo farmacológico, un progresivo deterioro en la vida de la persona.
Los trastornos disociativos son trastornos mentales que suponen una desconexión y falta de continuidad entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad.
En algunas ocasiones, esta desconexión se manifiesta en forma de despersonalización o desrealización, asociados generalmente con ansiedad.
En otras, los síntomas disociativos se relacionan con la aparición de sintomatología somática o fisiológica y problemas de salud.
Tener o haber padecido alteraciones en las relaciones familiares, una educación sexual inadecuada o una experiencia sexual traumática pueden ser algunos de los factores predisponentes a padecer una disfunción sexual.
Además, diversos factores como una anticipación al fracaso, sentimientos de culpa frente a las relaciones sexuales o una pérdida de la atracción, son factores que pueden causar que se mantenga este trastorno.
Los trastornos del sueño no son una patología grave en sí misma, pero tienen serias implicaciones en la vida diaria: agotamiento físico, bajo rendimiento, sueño diurno, dificultad para cumplir con las obligaciones profesionales, familiares o sociales, etc.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una alteración neurobiológica que provoca alteraciones en el aprendizaje y en el comportamiento.
Los síntomas característicos son inatención, hiperactividad e impulsividad.
El síndrome de Asperger, considerado una forma leve de autismo, se caracteriza, fundamentalmente, por dificultades en la interacción social y en la comunicación.
Las personas con Asperger pueden tender a tener intereses restringidos y comportamientos repetitivos.
A pesar de tener habilidades cognitivas específicas, como el aprendizaje académico, enfrentan importantes desafíos en contextos sociales y emocionales.
Las obsesiones son pensamientos no deseados o intrusivos, que surgen repetidamente en la mente de la persona, causando malestar y ansiedad.
Estos pensamientos pueden abordar una amplia gama de temas, desde preocupaciones sobre la seguridad personal o la salud, hasta obsesiones sobre el pasado, la pareja o, simplemente, acerca de problemas cotidianos que sean importantes para la persona.
A menudo, se siente que estos pensamientos están fuera de control, y pueden interferir significativamente con el funcionamiento diario y la calidad de vida de quien los experimenta.
El dolor crónico es un desafío que enfrentan millones de personas en todo el mundo.
Se define como un dolor persistente que dura más de tres meses y que puede ser causado por una variedad de condiciones médicas, lesiones o enfermedades crónicas.
Esta condición puede afectar drásticamente la calidad de vida de quienes la padecen, interfiriendo en su capacidad para realizar actividades diarias y disfrutar de las cosas que solían hacer.
Las personas que sufren de dolor crónico a menudo experimentan una amplia gama de síntomas físicos y emocionales, que van desde fatiga y dificultades para dormir hasta ansiedad, depresión y aislamiento social.
El dolor constante puede generar un estrés significativo y tener un impacto negativo en la salud mental y emocional de la persona afectada.
La psicología laboral o del trabajo es una rama de la psicología que se enfoca en el estudio del comportamiento humano en el ámbito laboral, especialmente enfocada en el análisis del Síndrome de Burnout y sus consecuencias en el bienestar laboral.
Se centra en comprender cómo los individuos interactúan con su trabajo, su entorno laboral y cómo estos factores afectan su bienestar psicológico y su desempeño en el trabajo.
Los psicólogos del trabajo aplican principios y teorías psicológicas para mejorar la productividad, la satisfacción laboral, la motivación, el liderazgo, la selección y capacitación del personal, así como para abordar problemas como el estrés laboral, el acoso laboral y la satisfacción laboral.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT), una versión mucho más grave de la reacción de estrés, es un trastorno mental que puede desarrollarse después de haber sido testigo o experimentado un evento vivido como traumático por parte de la persona.
Los síntomas empeoran o se cronifican, persisten durante meses o incluso años, y afectan a las actividades cotidianas y al bienestar general percibido por parte de la persona.
A pesar de su gravedad e interferencia, con el paso del tiempo y una atención adecuada suelen experimentar mejoría.
El desarrollo personal abarca un amplio espectro de actividades orientadas a mejorar la autoconciencia, la autoestima, las habilidades interpersonales y la resiliencia emocional.
Se busca fortalecer la capacidad de las personas para enfrentar desafíos, gestionar el cambio y cultivar una vida más plena y satisfactoria.
Un proceso de desarrollo personal se basa en una relación colaborativa entre el cliente y el psicólogo, que ejerce como entrenador personal (generalmente físico y mental).
En este proceso se trabajan con intensidad y practicidad diferentes técnicas y herramientas para ayudar al cliente a identificar sus objetivos, superar obstáculos y alcanzar su máximo potencial con la máxima eficacia.
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