P r e g u n t a s

f r e c u e n t e s

«Solo el conocimiento que llega desde dentro es el verdadero conocimiento». - Sócrates.

¿Un proceso psicológico es siempre largo?

Una proceso psicológico no necesariamente tiene que ser largo. Dependerá de muchos factores, como el tipo de problema y la situación personal, su historia y cómo se ha desarrollado en el tiempo, la confianza en el cambio y la capacidad de introspección, o la implicación de la persona en el proceso psicoterapéutico, entre otros.

Los motivos relacionados con el éxito o con el fracaso en el proceso psicoterapéutico se desarrollan en los siguientes epígrafes.

Puede haber muchos motivos para solicitar los servicios de un psicólogo. Algunos pueden ser dudas puntuales sobre algún tema, que con muy pocas sesiones se pueden resolver. Otros motivos pueden formar parte de una situación más grave, y entonces su tratamiento puede ser más largo.

Como norma general, se utilizan dos indicadores para valorar el progreso en la psicoterapia: 

Se dice que existe una remisión parcial cuando los síntomas han disminuido en frecuencia e intensidad durante al menos dos meses. La persona no cumple los criterios de diagnóstico del trastorno durante ese tiempo, pero sigue presentando síntomas.

Se dice que existe una remisión total cuando la persona no presenta síntomas, o estos se han reducido de una manera muy importante en frecuencia e intensidad durante un período de al menos seis meses. La persona no cumple los criterios de diagnóstico durante ese tiempo. 

Pasado este período, se puede asegurar de una manera fiable que la persona se ha adaptado a la situación y que, basados en la ausencia de síntomas y el no cumplimiento de criterios diagnósticos, el trastorno ha remitido por completo.

Es posible realizar estimaciones de la duración media de un proceso psicológico efectivo utilizando estas variables como guía.

La duración de la psicoterapia cognitivo - conductual oscila entre las seis semanas en los casos de consulta más puntuales, y los seis meses como mínimo y de media general en población subclínica antes de que se empiecen a dar resultados sólidos. Cuando el caso es más complejo, este período se suele alargar más allá de los seis meses.

Relacionado con la duración del proceso de la psicoterapia podemos destacar el concepto de abandono terapéutico.

¿Qué es el abandono terapéutico?

Gavino y Godoy (1993) definen la situación de abandono terapéutico como una interrupción del tratamiento antes de alcanzar los objetivos terapéuticos propuestos, mientras el psicoterapeuta recomienda continuar por no haberse resuelto los problemas generadores de sufrimiento para la persona o para aquellos con quienes convive.

Es bastante frecuente que algunas personas abandonen prematuramente la psicoterapia.

Esto constituye un problema, sobre todo en los procesos con una sintomatología más grave que podrían tener fácil solución, mientras que el cese de las sesiones tiene como consecuencia el agravamiento clínico.

En normal que la primera (o primeras) visitas al profesional de la psicología provoquen ansiedad, aun más cuando se es consciente de que van a aflorar conflictos íntimos que suponen un problema para la persona que los experimenta.

Tanto es así que puede suceder que el abandono terapéutico se produzca ya antes de que la psicoterapia dé comienzo. 

La primera sesión es crucial para prevenir el abandono terapéutico. Gran parte de la adhesión de la persona a un proceso psicoterapéutico dependerá de la primera consulta.

El rigor del profesional es de trascendental importancia para que la persona se sienta escuchada y, sobre todo, comprendida al exponer su demanda de ayuda.

El profesional deberá tener en cuenta que cada persona se expresa en función de las circunstancias que está viviendo, según sus propios recursos, sus características y sus valores personales.

Algunas causas frecuentes relacionadas con el abandono de la psicoterapia pueden ser las siguientes:




Cuando la persona se niega a tratar ciertos temas

Por regla general, una persona acude a la consulta del psicoterapeuta con una demanda —o mas exactamente con un problema— que quiere resolver. Sucede generalmente  que este problema sólo es un síntoma debido a un conflicto más profundo.

Por ello, y a pesar de que la persona quiera solucionar su demanda cuanto antes, hay veces que levanta una muralla y se niega a hablar del problema. Este hecho puede darse por distintas razones, e incluso ser un síntoma en sí mismo, relacionado con el propio problema a tratar.

La negativa a tratar la cuestión nuclear del conflicto frena cualquier intento de progreso, y genera un malestar por frustración tanto en el profesional como en la persona, que, por lo general acaba por abandonar proceso. 




Abandono de la psicoterapia por la exigencia de resultados rápidos

Otro motivo de abandono terapéutico se da cuando las expectativas de la persona apuntan a una resolución rápida de su problema.

Conviene aclarar posturas desde el principio y hacer saber a la persona que la psicoterapia no es un remedio mágico, sino un proceso que requiere un tiempo, extenso en la mayor parte de las ocasiones, para analizar y conocer en profundidad el funcionamiento psicológico único y particular de la persona, con objeto de poder ir trabajando poco a poco distintas habilidades y realizando cambios que le permitan acercarse a un escenario más valioso y saludable en su vida.

Durante las primeras sesiones, el profesional deberá realizar un trabajo en equipo con la persona, fundamentado en el conocimiento y la comunicación sincera, con el fin de ajustar sus expectativas hasta un nivel razonable en lo referente al tiempo que será necesario para resolver el conflicto. Una persona que muestre prisa por resolver su problema en dos o tres sesiones  es candidata al abandono.

Relacionado con este tema, encontramos que la incertidumbre que ocasiona no saber cuántas sesiones serán necesarias para completar el proceso pueda ser causa de desmotivación para la persona.

Establecer un objetivo en el tiempo, aunque sea aproximado, puede ayudar a que ciertas personas más impetuosas se mantengan fieles a su camino.

Metas y objetivos cortos en un inicio pueden ayudar a mantener la motivación a la hora de avanzar en el proceso, permitiendo, eventualmente, llegar a la raíz del problema y trabajarlo, fomentando así su buena resolución a largo plazo y la ausencia de posibles recaídas en un futuro.

No hay que ignorar que una cosa es “curar el síntoma” (o aprender a convivir con él), y otra mantener la disposición para ahondar en el origen o fundamentos que lo han ocasionado. Hay personas que sólo quieren solucionar el síntoma y se niegan a profundizar en la génesis que lo desencadena, algo que inevitablemente prolongaría la terapia. 

Esta postura deberá ser respetada por el terapeuta, independientemente de que pueda no ser la más beneficiosa para la persona de cara al futuro.

Llegados a este punto, es muy importante la comunicación sincera y auténtica de la opinión profesional a la persona, para que ésta tenga toda la información disponible a la hora de tomar una decisión.




Cuando el motivo de consulta deja de ser un problema para la persona (aunque no se haya resuelto del todo)

A veces sucede que la persona acude a la consulta preocupada por un problema muy puntual. Lo describe como algo que permanentemente le angustia e interfiere en casi todas las áreas de su vida.

A medida que se va avanzando en el proceso psicoterapéutico, la persona se da cuenta de que aquello que tanto le agobiaba deja de ser el eje alrededor del cual gira su existencia, pues consigue percibirlo de un modo más atenuado que lo hace más tolerable. 

De este modo, aunque el problema no ha desaparecido, la persona lo da por resuelto y decide abandonar la psicoterapia. 

En contra de lo que pueda parecer, muchas personas abandonan la psicoterapia justo cuando empiezan a mejorar y creen que no necesitan profundizar más en la práctica y los conocimientos. Esta decisión es causa frecuente de recaídas futuras, o retrocesos en la evolución del proceso. 




Abandono de la psicoterapia debido a factores ambientales

La falta de motivación de la persona para adherirse al cumplimiento de un proceso psicoterapéutico puede responder a factores ambientales que pueden ir desde la dificultad para desplazarse a la consulta, motivos laborales o falta de tiempo, hasta problemas económicos que impidan seguir con el tratamiento (el coste económico es una razón de peso que suele provocar el abandono de la psicoterapia).

También puede influir en la interrupción de un proceso la falta del apoyo que sufre la persona por parte de su entorno próximo, no sólo porque no se le incentive a la hora de comprometerse con el proceso, sino también por hacerle creer que la psicoterapia no le resolverá nada en base a prejuicios o creencias muy arraigadas en el imaginario colectivo en lo referente al estigma que recae sobre la salud mental.


Con todo, una manera rápida y efectiva de asegurar que la persona se comprometa consigo misma, y a la vez prevenir los efectos negativos del abandono psicoterapéutico, consiste en transmitirle toda la información y conocimientos disponibles según la investigación psicológica al respecto del mismo. 

¡El conocimiento es poder!

¿Cuáles son los factores relacionados con el éxito del proceso psicoterapéutico?

Durante años la investigación psicológica ha tratado de identificar las variables que más condicionan la eficacia de un proceso psicoterapéutico: cuáles son los factores implicados y qué peso tiene cada uno de ellos. 

En un primer momento, la investigación se dirigió hacia la exploración al respecto de qué técnicas o procedimientos psicoterapéuticos eran los que potenciaban la eficacia del tratamiento.

La conclusión a la que se llegó fue que el éxito venía determinado por la interacción entre los factores comunes y las variables relacionadas con la persona.

Es decir, existen una serie de componentes compartidos por las diversas corrientes psicológicas que son los que verdaderamente conducirían al cambio exitoso, e interaccionan con las características y rasgos de cada persona en particular.

No obstante, cabe destacar que la única corriente científicamente validada mediante experimentación, y reconocida a nivel internacional, es la relativa a los procedimientos cognitivo - conductuales.

Existen cuatro factores principales que predicen la mejora de las personas en los procesos psicoterapéuticos:


Factores relacionados con la persona

Hacen referencia a todos los aspectos relacionados con la persona que ayuden en la recuperación, y son, de todos los factores comunes, los que tienen un mayor impacto en el proceso.

Pueden ser fortalezas de carácter o rasgos de la personalidad, como la perseverancia o el optimismo. También se incluyen aquí los elementos de apoyo del entorno, o sucesos vitales inesperados.

Todas estas variables influyen de forma positiva en el desarrollo psicoterapéutico.




Factores comunes

Giran, principalmente, en torno a la relación que se establece entre la persona y el profesional de la psicología.

Aspectos aportados por el psicoterapeuta, como la empatía, la comprensión, la sinceridad y su autenticidad como persona, ayudan a forjar un vínculo terapéutico sano y funcional. Se denominan factores comunes debido a que están presentes en la mayoría de las distintas corrientes psicológicas.




Expectativas

Las expectativas hacen referencia al grado de credibilidad que la persona le otorga al profesional y a sus procedimientos, y a las predicciones que realiza acerca del propio desarrollo del proceso psicoterapéutico.

La generación de un conjunto de expectativas realistas (ni demasiado elevadas, ni demasiado bajas) supone un aspecto de vital importancia e influencia en el proceso terapéutico.

Cuanto mayor sea la relación y correspondencia entre las expectativas de la persona y la propia realidad y posibilidad de cambio, mayores serán las probabilidades de éxito del proceso.

Es por esta razón que el componente psicoterapéutico de la ganancia de conocimientos, o psicoeducación, se torna tan importante en la mayoría de los procesos, suponiendo un elemento de presencia transversal sea cual sea la situación de la persona, cuyo desarrollo correlaciona con el progreso satisfactorio en el proceso de trabajo psicoterapéutico.




Técnicas específicas

Este último factor representa la influencia de los procedimientos específicos y de la corriente psicológica que se sigue.

Incluye tanto el marco teórico que explica los síntomas como las estrategias y técnicas que se ponen en marcha para su resolución.

En el caso de la psicoterapia cognitivo - conductual, el factor más importante relacionado con la resolución positiva del proceso es la progresiva ganancia de conocimientos por parte de la persona, que se desarrolla de manera natural a medida que se progresa en la psicoterapia, profundizando en los aspectos prácticos y teóricos relacionados con la problemática en concreto que se presente.


A la luz de estos resultados, podemos concluir que una psicoterapia exitosa se apoya en diferentes variables, pero de todas ellas, tienen un peso especial las relacionadas con la propia persona. Cada ser humano es dueño de sí mismo, cada persona valedora y responsable de su propio camino. 

Explorar el cómo potenciar esta realidad conducirá, inevitablemente, al desarrollo de un aprendizaje más profundo y a una experiencia vital más enriquecida, más completa y con un sentido interior conectado con los valores de la propia persona.

En resumen, las características de la propia persona, la presencia de una progresiva ganancia en conocimiento psicológico, la paciencia y la motivación, o la presencia de expectativas realistas son las principales variables que según múltiples estudios realizados a lo largo de las décadas en investigación psicológica se relacionan con el avance satisfactorio del proceso psicoterapéutico.

¿Es muy caro ir al psicólogo?

En general sí que supone un desembolso importante, al menos en la mayoría de centros. 

En el caso de Psicología Fortaleza, se reservan una serie de plazas de asistencia para el tratamiento de casos en situación especial, con una filosofía de precios adaptada para aquellas personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad socioeconómica.

Por ello, el precio de las sesiones adaptadas a tal situación es reducido, facilitando así que la persona se pueda comprometer a largo plazo con el proceso.

Este compromiso de trabajo, siempre a largo plazo, es el principal elemento que se relaciona con la resolución positiva de la situación o el caso en concreto. 

¡Lento pero seguro!

¿Cuántas veces tengo que ir?

El número de sesiones dependerá de muchos factores. La recomendación general desde los organismos oficiales, siempre desde la perspectiva cognitivo - conductual, es de una vez por semana

En muchos casos, más no significa más rápido o mejor. Sólo en situaciones de riesgo o especial gravedad se recomendaría una atención más frecuente. Por otra parte, menos de una sesión por semana suele resultar insuficiente, salvo en casos muy concretos. 

Lo más importante, de nuevo, es la constancia a largo plazo. Este elemento, sumado a la ganancia de conocimientos, tiene una potente relación con la buena resolución de los procesos psicoterapéuticos.

¿Cuánto dura una sesión?

En Psicología Fortaleza las sesiones duran entre 45 a 50 minutos. La primera sesión de consulta no tiene coste, y dura entre 20 a 25 minutos.

Previamente a esta primera sesión de consulta sin coste se realizará una breve llamada telefónica para conversar sobre el motivo de consulta.

¿Es normal sentir vergüenza por ir al psicólogo?

Es una reacción natural, en especial las primeras veces. Muchas personas evitan ir al psicólogo a pesar de necesitarlo, ya que aún quedan algunos prejuicios sociales al respecto, aunque por suerte, y poco a poco, esta situación está comenzando a normalizarse.

En las primeras sesiones muchas personas están nerviosas porque sienten vergüenza por los motivos de consulta, o por no ser capaces de resolverlos.

Es muy importante que sepas que aquí haremos un esfuerzo especial por no juzgar lo que te pase. En muchas ocasiones, el temor a ser juzgados por los demás, e incluso por nosotros mismos, supone una gran losa con la que cargar. 

En Psicología Fortaleza trabajaremos juntos en equipo, no hay lugar para los juicios de valor.

La confianza, la sinceridad, la autenticidad, la calidez y la comprensión... Esto es lo que cultivaremos aquí.

¿Cómo es un proceso psicológico?

En consulta suelo resaltar el parecido que tienen los procesos psicológicos con los procesos físicos.

Ambos poseen muchos elementos en común. Correr una maratón, por ejemplo, requiere tiempo de práctica

Durante el proceso aprenderás mucho acerca de cómo correr. Pondrás a prueba tus conocimientos y habilidades para, poco a poco, ir mejorando en tu técnica de carrera. Irás notando cómo los determinados músculos que están implicados en el proceso se desarrollan, mejorarás tu técnica, avanzarás en el camino.

Existe la posibilidad de que puedas lesionarte en este proceso. Desarrollar la fortaleza interior tiene un precio. Pero estas «lesiones», estas adversidades, bien manejadas, no harán sino fortalecerte aún más. 

Poco a poco todo irá cobrando un sentido antes desconocido y, al llegar a la meta, habrás aprendido muchas cosas nuevas y tu experiencia vital se habrá enriquecido.

¿Sólo se habla del pasado y de los traumas?

En la orientación cognitivo - conductual no se trabaja exclusivamente con el pasado, también se dedica tiempo a examinar el presente y el futuro.

Exploraremos diversos aspectos de tu persona con el fin de entender la interrelación entre tus pensamientos, emociones y conductas, y así poder modificarlas, haciéndolas más adaptativas. 

En definitiva, se trata de un tratamiento holístico y adaptado a la situación personal que estés viviendo.

No es necesario que hayamos sufrido traumas para tener problemas psicológicos.

¿Qué es la confidencialidad/secreto profesional?

La confidencialidad o secreto profesional es la obligación legal que tenemos algunos profesionales de mantener en secreto la información que recibimos de nuestros clientes.

Para nosotros mantener el secreto profesional es una obligación tanto ética como legal y práctica. 

Las únicas excepciones al secreto profesional se relacionan con situaciones de abuso sexual y físico que puedan estar siendo encubiertas, planes de suicidio realistas, procesos judiciales, o situaciones en las que la vida del paciente o de otras personas cercanas al paciente estén en riesgo. 

Para más información en detalle, consultar el Código Deontológico.

¿Qué importancia tiene la corriente cognitivo - conductual?

Es una orientación fundamental dentro de la psicología. 

Esta orientación es la que más se enseña en las universidades y es una de las que muestra más eficacia en la mayoría de problemas psicológicos. Es la única que cuenta con una eficacia científicamente comprobada en diferentes tipos de intervención. 

Se utiliza en ámbito hospitalario y en clínica. Además, uno de los aspectos más característicos de esta es que se adapta a una gran variedad de necesidades y problemas a abordar en el tratamiento a pacientes. 

¿Qué significa el término psicólogo/a natural?

Este concepto proviene de la psicología cognitivo - conductual.

En ésta corriente tiene un peso especial la llamada psicoeducación, un proceso por el cual la persona va aprendiendo poco a poco (muchas veces mediante experimentos conductuales, otras mediante conversación y estudio) un conocimiento relevante especialmente asociado a su problemática en particular.

El término psicólogo/a natural haría referencia a una persona con conocimientos prácticos sobre la psicología que se relacionan con su situación, a un nivel similar al que posee el propio psicólogo cognitivo - conductual con el que esté trabajando.

En Psicología Fortaleza este es un elemento especialmente importante, ya que está demostrado que un conocimiento extenso sobre la materia psicológica se relaciona con el avance positivo del proceso. 

Este conocimiento se reforzará con explicaciones, artículos, reflexiones y experimentos, siempre trabajando en equipo.

¿Cuándo termina el proceso psicoterapéutico?

En general, este es un momento muy importante fruto del trabajo y esfuerzo realizados, que afecta tanto a la persona como al propio profesional. 

Como norma general, el alta del proceso psicoterapéutico se suele dar de mutuo acuerdo  y de manera explícita y oficial, como consecuencia de la generación y del mantenimiento en el tiempo de un cambio positivo, y de la extracción, por parte de la persona, tanto de un aprendizaje valioso y enriquecedor, como de un nuevo repertorio de conductas y estrategias de afrontamiento que le permitan lidiar con la situación de una forma más efectiva y en línea con sus valores.

En algunos procesos psicoterapéuticos la finalización del trabajo también se puede dar de forma natural, sin comunicación formal explícita o previa por parte de la persona que solicita el servicio. 

Esta realidad presente en muchos procesos es de hecho saludable, sinónimo de una ganancia en autonomía de la propia persona, que por sí misma deja de solicitar reuniones de consultas de una forma progresiva.

¿Las personas podemos cambiar?

Por supuesto. Las personas podemos cambiar si queremos y si lo intentamos con perseverancia.

Sólo de esta manera podremos brillar con nuestra verdadera esencia, superando las adversidades y conectando con la mejor versión de nosotros mism@s.